lunes, marzo 20, 2006


Las artesanías de Oaxaca

Además de su arquitectura, original de la época virreinal, Oaxaca conserva la tradición de la manufactura de objetos a mano. Objetos que son útiles para la vida cotidiana, pero sobre todo que son hechos con creatividad, con color, con dedicación.

Para la hechura de las artesanías se utilizan los elementos naturales: Algodón, palma, madera, lana…



En las tiendas de artesanías y en los mercados de Oaxaca, introducirse es aventurar a vivir una experiencia de formas y color, o de colores.

Se pueden adquirir o simplemente contemplar: Rebozos, peines, tenates, juguetes. De esos colores muchos de los artistas oaxaqueños han heredado lo que constituye su paleta, sus formas que plasman en lienzos, esculturas o instalaciones.

Oaxaca es color, colores, formas, texturas…

domingo, marzo 19, 2006

sábado, marzo 18, 2006

Oaxaca

Ayer por la tarde viajamos de Xalapa a Oaxaca. Llegamos a las diez y media de la noche a esta ciudad de canteras verdes.

Hoy, al ser cancelada la microcirugía odontológica que tenía programada, me dedicaré a caminar por las calles paralelas y perpendiculares de esta ciudad que me gusta tanto…

lunes, marzo 06, 2006


Coatepec

Anteayer, el sábado, fuimos a Coatepec. Esta pequeña ciudad está unida a Xalapa por una amplia carretera de cuatro carriles que atraviesan el bosque sembrado de cafetales.

Coatepec es reconocida por su café. Existe una variedad de café denominada Coatepec.

Fuimos a Coatepec a la fiesta de cumpleaños de Irazema. La fiesta fue amenizada por Julio César, quién tocó el arpa.

La comida, deliciosa. Chiles rellenos, arroz, mole con pollo, tamales. Cervezas y tequila. El postre niño envuelto.

Convivir y conversar con los amigos a quienes no veía hacía algunos meses. La música de arpa…

lunes, febrero 27, 2006

La minicrónica del viaje de la ciudad de México a Veracruz, y de ahí, muy lentamente a Xalapa, está en Domingos y festivos.

sábado, febrero 25, 2006

Caos en el aeropuerto de la ciudad de México

Hoy a las cinco de la tarde, en el Metro llegué al aeropuerto dos horas antes de mi vuelo de regreso a Veracruz. Documenté mi equipaje y subí a la sala de espera.

Mientras leía el diario escuche a una pasajera que comentó que no había despegue de vuelos porqué había un problema en la torre de control. Cómo tenía tiempo todavía antes de la hora programada de la salida de mi vuelo, seguí leyendo. Me percaté que no estaban anunciando vuelos. Esperé. No anunciaban salidas de vuelos. Más tarde avisaron por el sonido local que no había salidas de vuelos, que informarían más tarde. Pasaron horas.

Cuando reiniciaron los vuelos el aeropuerto estaba saturado de personas que esperábamos en las salas y pasillos. El mostrador de información de la línea aérea de mi vuelo estaba muy concurrido, una pequeña multitud enfrente preguntaba, preguntábamos por nuestros vuelos. No había información.

Más tarde con un megáfono avisaron que varios vuelos, siete u ocho, estaban cancelados. Mi número de vuelo estaba en la lista de los debíamos esperar. Esperamos.



En la espera, conversé con un señor que venía de Los Ángeles e iba a Veracruz. Me dijo que él ya estaba en el avión, que esperaron en el aparato tres horas, pasadas estas les avisaron que esperaban turno en la pista y finalmente les dijeron que descendieran del avión pues el vuelo a Veracruz estaba cancelado.



Así esperamos. Nos decían por el megáfono que esperáramos. Finalmente nos avisaron de la cancelación del vuelo 633 a Veracruz. Ya había cancelado otros más.



Nunca supimos cual fue el problema real que sucedió. Sólo nos veíamos, comentábamos y algunos reclamamos. Pasé cinco horas en el aeropuerto sin poder abordar mi vuelo.



Por cancelarse el vuelo en el que partiría, se me asignó otro para mañana domingo, espero que salga y llegue a Veracruz.


Huatulqueñas
Ayer en nuestra jornada de trabajo, que inició a las ocho de la mañana, tuvimos un receso antes del medio día.

En el receso conversé con las hermosas huatulqueñas que nos recibieron el pasado miércoles en la sala de trabajo, ataviadas con el traje regional de la costa de Oaxaca. Ellas son Dulce, Dafne, Edna y Magdalena.




De lo breve que hablamos fueron de libros con derivación en la poesía, a Dafne, que estudia Relaciones Internacionales en la Universidad del Mar, le gusta y escribe poemas y canciones y canta en una Peña en La Crucecita. A Edna le gusta la pintura, especialmente se identifica con la pintora Frida Kahlo. Dulce, quien tiene unos preciosos ojos verdes y luce un hermoso huipil chinanteco que se complementa con una piña, ha trabajado en empresas dedicadas al diseño gráfico y la publicidad. Magdalena, la líder, se dedica a la promoción de la ropa hecha artesanalmente.



Después de terminar la jornada de trabajo, fuimos a comer. Invitamos a las chicas huatulqueñas. Comimos en el pequeño restaurante de mariscos El Pata, junto a éste encontramos un tienda de frutas –Manjar de dioses, dice un letrero colgado al igual que las frutas-.



Después de la exquisita comida, caminamos a conocer la peña donde a veces canta Dafne y donde Edna exhibe sus pinturas. Ahí está un óleo con Frida Kahlo, la pitora autorretratada, le tomo un retrato.

Seguimos la caminata. Mis amigos compraron Mezcal –bebida de agave, mejor que el tequila-. Vistamos la iglesia que está frente al parque y a la salida nos despedimos de nuestras anfitrionas y quizá amigas huatulqueñas.

Regresamos al hotel, de ahí al aeropuerto. Cuando ya era de noche dejamos los cielos del sur – pacífico. Al llegar a la ciudad de México tuve la sensación de llegar a un gran, inmenso, lago de luces. Aterrizamos en medio del lago de luces…

viernes, febrero 24, 2006



Paseo por las Bahías de Huatulco

La jornada de trabajo fue de las ocho de la mañana a las dos de la tarde.



Después dl trabajo fuimos a un paseo en un catamarán –plataforma de dos niveles que flota sobre el mar impulsada por dos motores-, salimos de la Bahía de Santa Cruz, dimos un giro a la izquierda hasta contemplar de frente la Bahía de Tangolunda, donde está el hotel donde estamos hospedados. Luego un giro de media vuelta y avanzamos en un oleaje suave que mece nuestro catamarán. Vamos contemplando el mar y los acantilados que separan las bahías. Llegamos a la Bahía Maguey. Descendemos en pequeñas lanchas.

En la playa Maguey comemos una delicioso banquete de mariscos. Acompaña la comida la música y canto de un mariachi. La vida deliciosa.

Después de comer, caminamos por la playa. Éste es un ejercicio que disfruto, caminar por la playa es relajante.

En las pequeñas lanchas y en varios viajes vamos de la playa a ascender en la nave. Vamos de regreso. El atardecer en el mar es apacible. Un suave viento nos toca. El mar azul. Al fondo en el poniente el Sol se va ocultando y el cielo pasa del azul al rojo, tenemos un cielo rojo en el poniente.

Termina el paseo marino. Llegamos de regreso a la Bahía de Santa Cruz y descendemos. Regresamos en autobús al hotel. La tarde ha terminado.

Tomo un riego –ducha-. Vamos al pueblo, muy cercano, de La Crucecita. Un pueblo tranquilo. Caminamos y nos encontramos una neveria. Me tomo una nieve combinada de leche quemada y pétalos de rosa, un exquisito sabor a rosas. Regresamos al hotel. Después de la merienda, hacemos una pequeña caminata en la playa. Los pies descalzos sobre la arena y el agua del mar acariciándolos. La vida es muy, muy, agradable así…

Hoy, día de la Bandera, dejo preparada mi maleta para el regreso y me traslado a la sala de trabajo. Iniciaremos a las ocho de la mañana.

jueves, febrero 23, 2006

Trabajando, conviviendo y disfrutando en Huatulco

Ayer la sesión de trabajo inicio a las ocho y media de la mañana. Un breve receso a las once y un descanso para comer a la una de la tarde.



La comida estuvo deliciosa. Disfrute de un platillo de ceviche de pescado, acompañado de ensalada. Contemplamos el paisaje. Playa. Bañistas. Mar.

Continuamos la sesión de trabajo a las tres y media de la tarde y terminamos a las seis. A esa hora se inauguro la exposición que acompaña nuestras sesiones. Tecnología…



Después la merienda. Disfrute de una deliciosa tlayuda de mariscos, acompañada de vino blanco. Charle con mister Duncan, hablamos de libros, historia de México, perspectivas para el futuro. Todo ello en el restaurante El mexicano, a la orilla del mar, en este paraíso que es Huatulco, en la costa oaxaqueña del océano Pacífico. Mar, mariscos, buena charla, buen vino, buena vida…

Hoy iniciaremos nuestros trabajos a las ocho, me anticipo y escribo estas líneas, escuchando el murmullo de las olas del mar…

miércoles, febrero 22, 2006

Cumpleaños en Huatulco



Ayer por la tarde recibí una llamada en mi teléfono portátil. Era mi hermano David que me llamó de La Florida, donde vive, para felicitarme por mi cumpleaños. Conversamos.

Hoy, al levantarme, vi por la ventana de la habitación el mar. El mar con sus olas muy suaves sobre la playa. El primer regalo que recibo por mi cumpleaños me lo da la naturaleza. Me deleito los ojos contemplando el mar.

Salgo de la habitación y me dirijo a la sala de trabajo. En el trayecto por los jardines bosque veo una ardilla, no es huésped, está en su habitat.

Llego a la sala de trabajo…
Xalapa – Veracruz – Ciudad de México – Huatulco

Ayer por la mañana salimos, Víctor Hugo, Carlos y yo, de Xalapa. En el aeropuerto de Veracruz abordamos el vuelo a la ciudad de México, adonde llegamos a medio día.



En el trayecto aéreo tenemos una vista del Pico de Orizaba. La nieve lo cubre.

En el aeropuerto de la ciudad de México, nos fuimos encontrando con nuestros colegas y amigos de las distintas partes de este inmenso país nuestro. Todo el grupo abordamos el avión. Llegamos a Huatulco a mitad de la tarde.

Nos hospedamos en un hotel que da a la bahía Tangolunda. Vimos el mar.

Comimos cerca de la playa. Después tomamos algunos brindis. Tomé dos, solo dos, caballitos –vasos muy pequeños- de mezcal.

Estamos junto al mar. Trabajaremos tres días cerca del mar, de lo más parecido al paraíso.

lunes, febrero 20, 2006

La minicrónica del regreso, ayer, de la ciudad de México a Xalapa, por la ruta tlaxcalteca está en Domingos y festivos.

domingo, febrero 19, 2006

De Xalapa a Tembladeras y de allí a la ciudad de México

El viernes en la noche salimos de Xalapa, después de una hora y media de viaje llegamos a Tembladera, un pueblo en medio del bosque, en las montañas del Cofre de Perote pasamos la noche.



Salimos del pueblo en medio del bosque por la mañana del sábado. Avanzamos por la brecha, en la que encontramos a una persona avanzando despacio en su cabalgadura.



De la brecha de terracería pasamos a la angosta carretera, en la que sólo encontramos un tractor.



Desayunamos en un restaurante de cocina española en Perote y continuamos nuestro viaje, por la carretera de dos carriles, una en cada dirección.



Nos incorporamos a la autopista en Acatzingo, donde tiene dos carriles en cada dirección.



Más adelante, pasando la caseta de San Martín Texmelucan, la autopista se amplía a tres carriles por dirección.



Llegamos a la inmensa ciudad. Entramos por la avenida Zaragoza. Sobre lo que fue el camellón central avanza el tren suburbano.



Cuando nos vamos incorporando al Viaducto, el Metro cruza frente a nosotros sobre la avenida. Estamos en la ciudad de México en fin de semana.

viernes, febrero 17, 2006

México – Puebla – Perote – Xalapa – Veracruz

El jueves 15 por la mañana, salí de la ciudad de Mexico. El tráfico para salir fue ágil. Pase por Puebla, luego Perote. Llegué a Xalapa antes del medio día.

Me acuerdo de una expresión popular que se refiere a los autobueses que van de México a Puebla: México – Puebla, pero te jala pa’ Veracruz.

Estuve en Xalapa algunas horas. Por la tarde partimos a Veracruz, llegamos al puerto al anochecer. Pasamos por el Boulevard, a la orilla del mar, el mar nocturno. Fuimos a las oficinas de nuestra empresa a dialogar con nuestros colegas. Después fuimos al clasico Café de la Parroquia, el más famoso del puerto. Conversamos, luego a descansar.

Ayer desayunamos y nos trasladamos al trabajo. Salimos del trabajo, ya avanzada la tarde, y fuimos a comer. En el restaurante nos alcanzo la noche. Salimos y emprendimos el regreso. Por el boulevard contemplamos el mar nocturno. Llegamos a Xalapa. Muy cerca de la casa vemos la fuente que hacía mucho tiempo no funcionaba, toda iluminada y lanzando su pequeño torrente vertical. De nuevo en casa.

domingo, febrero 12, 2006

La Minicrónica del viaje de Xalapa a la ciudad de México, en medio de la niebla, está en Domingos y festivos.

De Puebla a Xalapa

La salida de la Puebla fue fácil. Luego la autopista que he recorrido muchas veces.

Es una de las pocas veces que voy llegando a Xalapa de día. Al ir descendiendo por las curvas sobre las faldas del Cofre de Perote, veo Xalapa. Xalapa que rodea al cerro Macuiltepec (foto).

Llego a Xalapa a las cuatro y media de la tarde, directo a la agencia para dejar mi vehículo a servicio. Mi hijo pasa por mí y me da un ray a tomar mi clase de la tarde de viernes, a la que no he ido…



Puebla

La tarde del jueves viaje de la ciudad de México a Puebla. Tráfico tranquilo. Llegué directo a la oficina de la egresa en la que trabajo. De ahí salí al hotel a los 8 y media de la noche. Traté de leer, leí poco. La luz era escasa. Estaba cansado y me dormí.

A las 7 con veinte, salí del hotel. Con el vehículo preparado, esperé a mi colega y amigo Lucio para ir a desayunar. Mientras lo esperaba caminé a la esquina. Contemple los edificios de regia arquitectura colonial. En contra esquina del hotel un edificio escolar, sobrio (foto). Llego Lucio en su auto, lo seguí.

Recorrimos varias calles. Ésta es una ciudad que conozco poco. Me agrada su arquitectura. Entramos a desayunar en un edificio remozado (foto). Su estructura de acero visible en el interior, también en el exterior, lo hace singular.

Al terminar el desayuno fuimos al trabajo. Termine a las dos de la tarde.

jueves, febrero 09, 2006


De Morelia a la ciudad de México

Salí temprano del hotel, en un taxi me trasladé al aeropuerto.

La mayoría de las personas que esperaban abordar su vuelo iban con destinos a Los Angeles, Houston, Chicago y Miami. Son paisanos que se van a trabajar del otro lado. La revisión de su equipaje es minuciosa.

Abordamos y salimos a tiempo, a las 7:45 ya estábamos despegando. En el diario El Economista me entero de que empresas obtuvieron el Premio Nacional de Calidad, entre ellas el área de la empresa en que trabajo y que tiene sede en Morelia.

Vamos llegando a la ciudad de México. En el descenso para el aterrizaje contemplo la ciudad. Las torres: Mayor, PEMEX y Mexicana, destacan entre la inmensa ciudad. Aterrizamos. Abordo un taxi que avanza lentamente en el congestionado tráfico…

En Morelia

Ayer, miércoles, fue un día de trabajo normal. Alejandro pasó por mí al hotel a las 7:45, para ir al trabajo. Una jornada prolongada que terminó a las 7 de la noche. Fuimos a comer, más bien merendar. El cierre fue un postre delicioso: Chongos zamoranos, éstos están preparados con leche cocida hasta solidificarse. Delicioso. A descansar a las 9 y media de la noche.

De la ciudad de México a Morelia

La tarde del martes llegue a Morelia, en un avioncito. Viajamos sólo cinco pasajeros.

Por la ventanilla pude apreciar el lago Cuitzeo, sobre el que pasamos muy cerca al aterrizar.

Mi amigo y colega Alejandro me esperaba en el aeropuerto. Nos dirigimos a las oficinas de nuestra empresa a trabajar hasta las 9 de la noche. De ahí al hotel a descansar.

lunes, febrero 06, 2006


De Oaxaca a la ciudad de México

Después un desayuno oaxaqueño, suculento, salimos a la carretera. Viajamos en caravana en dos vehículos, el otro conducido por mi primo Pedro.

En territorio de Puebla, hicimos una breve escala, que aprovechamos para tomar nieve en la caseta de Miahuatlán.

En Río Frío nos detuvimos a comer. Quesadillas, de queso obviamente, con otros ingredientes: Flor de calabaza o sesos. Ya no puede probar el conejo en mixtote, éste nos lo trajimos para comer otro día.

Continuamos el viaje. Llegamos a la ciudad de México a las cinco de la tarde. Es una de las pocas veces que llegamos con la luz del día, un paisaje diferente, sin luces.

El novenario de Vicente

En la noche del sábado vamos a la ceremonia de Levantamiento de la Cruz, a los nueve días del fallecimiento de Vicente en la que fuera su casa.

En el salón principal de la casa esta dispuesto un tapete, sobre el piso, con la imagen de Jesucristo, el Padre y el Espíritu Santo. Esta obra de arte sacro y efímera luce enmarcada con pequeñas veladoras, su manufactura es con arena y aserrín coloreado.

La ceremonia transcurre entre rezos y cantos: …Señor, me haz mirado a los ojos, haz dicho mi nombre. En la arena he dejado mi barca, junto a ti buscaré otro mar… El tapete es desecho, juntando en su centro los materiales que lo componen. Con el mismo material es construida, por los padrinos y madrinas, una Cruz. Esta Cruz es seccionada en cinco partes: Cabeza, brazos izquierdo y derecho, corazón y pies. Cada sección es retirada y depositada la arena y aserrín que la constituyen en un recipiente. Los recipientes son colocados en el mismo sitio que ocupo el tapete formando con ellos una cruz y se les rocía por los familiares y amigos con agua bendita. Así permanecen hasta el amanecer.

A las siete de la mañana de hoy, entramos a la iglesia. Los padrinos y madrinas de la Cruz llevan ésta. Escuchamos la misa.

Después de terminar la misa nos dirigimos al panteón. Llegamos hasta el sitio donde esta la tumba de Vicente. Sobre la tierra que la cubre son abiertos dos canales en forma de Cruz, en estos se depositan los contenido de los recipientes levantados durante la noche, que formada nuevamente la Cruz. Se cubre de tierra. Se colocan flores blancas. Un guitarrista entona una canción que recuerda la valía del padre, del hombre que yace enterrado. Se canta Dios nunca muere: Muere el Sol en los montes, con la luz que agoniza, pues la vida en su prisa nos conduce a morir…voy a dejar la tierra ideal que me vio nacer… sólo me queda el consuelo que Dios nunca morirá…
De la ciudad de México a Oaxaca

Ayer a las diez de la mañana salimos. Por el Viaducto, luego la avenida Zaragoza salimos de la ciudad, muy lentamente, por el intenso tráfico, avanzamos hasta la primera caseta. Pasando esta encontramos un tráfico intenso pero fluido. Avanzamos rápidamente.

En Cuacnopalan salimos de la autopista. Avanzamos. Termina el Estado de Puebla. Pasamos el puente Calapa. Empieza Oaxaca. Enseguida el puente Carrizalillos, luego de varias curvas el puente Otates. Terminamos el tramo de curvas ascendentes y avanzamos más rápido.

Llegamos a Oaxaca a las tres de la tarde. Comemos. Voy a consulta odontológica.

domingo, enero 29, 2006

La minicrónica del viaje de Xalapa a la ciudad de México, y la breve visita a Tembladeras, está en Domingos y festivos.

sábado, enero 28, 2006


De Oaxaca a Xalapa

Después del sepelio de Vicente. Nos despedimos. Comimos. Salimos a la carretera.

Atravesamos el bosque de pinos. Avanzamos rapido. Después de las dos primeras casetas, descendemos el tramo de 30 kilómetros de curvas. Pasamos el puente Otates, luego el puente Carrizalillos. Termina Oaxaca. El puente Calapa. Empieza Puebla.

Después de la caseta de Tehuacán con incorporamos a la autopista. En Acatzingo dejamos la autopista y tomamos por la carretera angosta. Llega la noche, oscura.

Pasamos por el libramiento de Perote. Empezamos el descenso, hasta Las Vigas es ágil. Avanzamos. Empieza el tramo de niebla. Vamos en una larga, muy larga, larguisisma fila de carros. La niebla. Rebasamos algunos traileres. La niebla. Llegamos a Xalapa. La niebla…













El sepelio de Vicente

Pasamos la mayor parte de la noche del jueves al viernes en vela, acompañamos el cuerpo de Vicente que descansa para siembre en su ataúd. Nos acompañamos, la familia y los amigos. Sentimos el deceso. Nos duele.

A media mañana, salimos de la funeraria y entramos a la Iglesia de San Felipe Neri, ambos edificios son contiguos.

La misa de cuerpo presente. El canto en la misa …me mire a los ojos…

Salimos de la iglesia. Vamos en cortejo, en los vehículos. Llegamos al Panteón Jardín.
Entramos en cortejo al panteón. El ataúd con el cuerpo adelante. Nosotros. La banda que toca la Canción Mixteca, solo la toca, esta pieza que es nostálgica se siente ahora más. La nostalgia. La tristeza. Llegamos a donde esta cavada la fosa.

Con palabras nos despedimos del primo, del amigo, del hombre bueno. Un cuarteto de cuerdas interpreta Amigo. El ataúd es bajado a la fosa. La banda toca las Golondrinas. El ataúd ya esta en el fondo de la fosa, lo cubrimos de tierra. Sobre la tierra se colocan flores. Flores blancas cubren la tumba. El cuarteto de cuerdas toca Dios nunca muere, algunos acompañamos con el canto: Muere el Sol en los montes, con la luz que agoniza, pues la vida en su prisa, nos conduce a morir… sólo me queda el consuelo que Dios nunca morirá…

De la ciudad de México a Oaxaca

Este viaje lo decidimos en la madrugada del último jueves.

Salimos, el jueves, a las 3 de la tarde de donde vivimos. Nos incorporamos al Viaducto, luego la Avenida Zaragoza, enseguida la autopista. Pasamos Puebla. En Cuacnopalan salimos de la autopista y nos incorporamos a la carretera de dos carriles. Pasamos la caseta de Tehucán, luego la de Miautlán. Termina Puebla.

Atravesamos la gran cañada por el puente Calapa.

Empieza Oaxaca. Ascendemos rápidamente la gran montaña. El ascenso que en otras ocasiones lo hacemos a 80 o 90 kilómetros por hora, ahora lo hacemos a 110 o 120. Rápido. Vamos viendo ocultarse el Solo. El ocaso. El paisaje es sorprendente, grisáceos. El perfil de la montaña en una línea ondulante. Las nubes tiene un color rojo intenso. Un espectáculo de la naturaleza. Terminamos los 30 kilómetros de ascenso. Vamos más rápido.

Pasamos la caseta de Coixtlahuaca, luego la Huitzo. La carretera cambia de 2 a 4 carriles. Mas rapido. Llegamos al Valle de Oaxaca. Termina la autopista. Vamos entrando a la ciudad. El primer semáforo en rojo. Nos detenemos. En la glorieta la estatua de Benito Juárez se yergue poderosa, mas que portar la Bandera, la abraza, abraza la bandera como si abrazara la Republica. Avanzamos.

Por la calzada Madero entramos a la ciudad. Luego la misma via que cambia de nombre a Independencia. Cruzamos la calle J. P. García. Nos detenemos, estacionamos el vehiculo, descendemos. Entramos a la funeraria…

domingo, enero 15, 2006

sábado, enero 14, 2006

De la ciudad de México a Xalapa

Ayer, a las tres y media de la tarde, tomamos por el Viaducto, luego la Avenida Zaragoza. A 70 u 80 kilómetros por hora, salimos de la ciudad de México.

Llegamos a la autopista, avanzamos. Al pasar por Puebla el tráfico es lento. Nos detenemos y avanzamos lentamente para pasar por la caseta de Amozoc.

Seguimos, ahora más rápido, vamos a 140 kilómetros por hora. En Acatzingo salimos de la autopista. Inicia la noche. En el horizonte aparece la luna. Un círculo plateado. Nos guía la Luna.

Cuando vamos llegando a El Seco, al deternos para cruzar la vía del tren, el paisaje es hermoso. El pueblo está formado por líneas de luces, luces amarillas, casi doradas, líneas trazadas rectas y que por el declive de terreno se ven curvas, curvas paralelas. En el cielo la Luna, entera, un círculo.

Pasamos Zacatepec, después de pocos kilómetros una gran nube oscura oculta a la Luna. Ahora la noche es oscura.

Al pasar por el libramiento de Perote, nos toca la lluvia, primero ligera, luego intensa. Se termina la lluvia.

Iniciamos el descenso. Nos va cubriendo la niebla. Vamos en caravana de 20, 30, 40 vehículos descendiendo entre la niebla. Rebasamos, primero una camioneta, luego un trailer de doble remolque, otro auto, otra camioneta, otro trailer, rebasamos. La niebla. Rebasamos otro trailer de dos remolques. Xalapa 13. Ya no hay niebla. Avanzamos, aparentemente solos. Nuevamente otra caravana. En caravana llegamos a Banderilla.

El boulevard iluminado. Primer semáforo en rojo. Nos detenemos. Estamos en Xalapa.

lunes, enero 09, 2006

La minicrónica del viaje de ayer, de Xalapa a la ciudad de México, está en Domingos y festivos.

De Xalapa a Veracruz. Ida y vuelta

Anteayer, sábado 7 de enero, salimos a las seis y media de la tarde de la casa. Tomamos la carretera a Veracruz. Cuatro carriles. Dos carriles descendiendo desde los 1450 metros sobre el nivel del mar hasta la costa.

Llegamos al puerto de Veracruz a las siete y media de la noche. Entramos por el norte. Pasamos por el puente sobre las vías que salen de la antigua estación del ferrocarril. Pasamos por la parte posterior del palacio municipal. Luego tomamos por el Malecón del Paseo. Pasamos frente al Café de la Parroquia, reubicado. Frente al Faro Venustiano Carranza dimos vuelta hasta llegar al Boulevard Manuel Ávila Camacho. Vimos el mar del Golfo de México.

Llegamos a visitar a nuestros amigos y juntos nos fuimos a la fiesta para celebrar el cumpleaños de Ely y Chalío. El convivio fue amenizado por una marimba. La primera pieza fue Las Mañanitas. Luego escuchamos un danzón clásico, el más clásico de los danzones: Nereidas, cuyo origen está en Zaachila, Oaxaca. Después el danzón Almendra. Oímos otras piezas a la vez que tomábamos la merienda. Nos despedimos pasada la media noche.

Regresamos a Xalapa. Ascendimos, en 106 kilómetros de carretera, los 1450 metros que habíamos descendido y llegamos a Xalapa a las dos de la mañana del domingo. Estamos en la casa.

viernes, enero 06, 2006


De Oaxaca a Xalapa

Antier, después del recorrido matinal por el centro de la ciudad y la visita al Museo de los Pintores de Oaxaca, salimos a la carretera.

El primer tramo, de veintitantos kilómetros, de cuatro carriles hasta la caseta de Huizto. Luego la reducción a dos carriles. Entramos a las montañas de poca altura. Atravesamos el pequeño valle de Nochixtlán, ya en la región mixteca. Pasamos la caseta de Coixtlahuaca. Un lomerío de tierras blanquesinas, semiárido. Termina el lomerío e iniciamos el descenso por la montaña semirocosa. Las montañas que vemos en el lado opuesto de la gran cañada por la que transitamos son impresionantes. Se ven rocosas (foto).

En día anterior, transitamos por la Sierra Madre del Sur, atravesamos sus montañas verdes. Ahora atravesamos las montañas rocosas de la mixteca. Solo hay arbustos y cactus. Miles de catus, prendidos como alfileres. Terminamos el descenso. Termina Oaxaca.

Cruzamos de una montaña a otra por el puente Calapa. Principia Puebla. La montaña sigue y va atenuándose hasta terminar en una planicie. Pasamos cerca de Tehuacan. Nos incorporamos a la autopista que viene de Veracruz y en Acatzingo tomamos la desviación a Xalapa.

Seguimos por el tramo carretero que hemos recorrido ya muchas veces, cuando viajamos desde la ciudad de México.

Termina Puebla. Principia Veracruz. Pasamos a un lado de Perote, por el libramiento. Iniciamos en descenso por las curvas del Cofre de Perote. Pasamos por un banco de niebla, breve. El tramo de curvas hace lento el tráfico. Vamos descendiendo en convoy, veinte, treinta, cuarenta autos, camiones, camionetas, traileres, autobuses. Una larga fila. Llegamos a Xalapa. Cuando ya se ha hecho de noche, llegamos a la casa.

jueves, enero 05, 2006



Rufino Tamayo

En la planta alta del Museo de los Pintores de Oaxaca, que visité ayer, está una exposición de parte de la obra de Rufino Tamayo. Se trata de la colección que pertenece al Museo de Arte Moderno de la ciudad de México.

Oaxaca es la ciudad de origen de Tamayo. El fue nutriendo su paleta con los colores de Oaxaca, de su paisaje, de sus artesanías, de las frutas expendidas en sus mercados. Una paleta en la que destaca el rojo, el rojo tamayesco.

Tamayo no desarrolló su obra en Oaxaca. Quizá esta es una de la primeras exposiones de la obra de Tamayo en su propia tierra. Es una muestra que hay que disfrutar.

Destaca entre estos cuadros Hombre radiante de alegría (foto).


Museo de los Pintores de Oaxaca

Ayer, después de la atención odontológica, camino por el centro de la ciudad. En la esquina noroeste del Zócalo veo a un pintor con su pincel y caballete, pinta un óleo de paisaje citadino. La gente lo rodea y lo observa.

En la cale de La Independencia, esquina con García Vigil, esta el sobrio edificio que ahora alberga al Museo de los Pintores de Oaxaca. Un edificio de fachada de cantera, de líneas neoclásicas. Al entrar están a los lados dos salas, después de éstas el patio interior rodeado de arcadas sostenidas por columnas de cantera. En el patio destaca una columna prehispánica.

En la planta baja se ve una exposición de algunos pintores contemporáneos. Colores de diferentes paletas. En algunos de ellos es notoria la influencia de pintores de anteriores generaciones como Rufino Tamayo, Rodolfo Morales y Francisco Toledo.

Un cuadro llama mi atención: La paisana (foto), pintado por Crispín Vayadares. De la misma forma que en Oaxaca se denomina a las mujeres del Istmo. Este cuadro reúne el colorido de los vestidos de las tehuanas, las mujeres del Istmo.

De Huatulco a Oaxaca

Antier, otra vez atravesamos la Sierra Madre del Sur, ahora en dirección del sur hacia el norte.

De paisaje de arbustos, pasamos al paisaje tropical y al de montana fría.

Caídas de agua. Donde el bosque tiene sus últimos árboles y plantas tropicales existen plantíos de Café. Por aquí se produce un de los mejores cafés, llamado Café de Pluma Hidalgo.

Del bosque de pinos, ocotales, descendemos al valle de Oaxaca. Pasamos ya de noche por Miahuatlán, luego Ejutla y Ocotlán. Llegamos a la ciudad.

La basura de Huatulco

Antier, las circunstancias de nuestra estancia en Huatulco hicieron que lleváramos varias bolsas de basura al tiradero, llamado relleno sanitario.

El acceso al lugar de concentración de la basura generada por los que viven y los que visitamos las Bahías de Huatulco esta pavimentado, con una caseta de control de acceso.
Esperaba ver algo organizado, clasificación de los tipos de desecho, y lo que vi me dejo sorprendido. Vi personas, adultos y niños separando de la basura aquellas cosas que pueden serles de utilidad. Lo que comúnmente llamamos pepenadores. Entre los pepenadores, niños. Niños que debieran estar asistiendo a la escuela. Me sorprendió el hecho. La pobreza ha orillado a familias, incluidos los niños a trabajar en el basurero, sin ninguna protección. Personas conviviendo con zopilotes –aves de rapiña- en el basurero. Pensaba que Huatulco tenía un sistema acorde a la infraestructura hotelera y a las necesidades de preservación del ambiente para el tratamiento de los desechos que generamos, los visitantes y los que viven ahí, pero no es así. Cuanto nos falta por hacer…

lunes, enero 02, 2006



Bahías de Huatulco

Después del desayuno, fuimos a la playa El Maguey. Es una pequeña bahía. Quizá no tan pequeña, ya que a media tarde fueron arribando las embarcaciones de turistas llamadas catamaranes, llegaron cuatro de estos transportes marinos con cientos de turistas playeros. La playa estuvo llena de bañistas.

Comimos en la playa. El platillo especial de esta costa oaxaqueña es el Pescado a la Talla, así que nos deleitamos con Huachinango a la Talla, precedido de un ceviche, también de pescado, éste de Atún.

Después de la comida, caminamos por la playa. Esquivamos castillos de arena. Nos retiramos de la playa.

Fuimos a un mirador. El mirador del Faro. Desde ahí contemplamos la salida de los catamaranes al mar abierto. Mar azul, al fondo cielo azul.

Llegamos enseguida a otro mirador. Vimos la bahía de Santa Cruz. Vimos la marina. Vimos las instalaciones de la Armada de México. Vimos el mar. Vimos el cielo. Vimos el mar fusionándose a lo lejos con el cielo. Azul, todo azul.


La minicrónica del viaje de Oaxaca a Huatulco, en el día de Año Nuevo, está en Domingos y festivos.