viernes, febrero 24, 2006



Paseo por las Bahías de Huatulco

La jornada de trabajo fue de las ocho de la mañana a las dos de la tarde.



Después dl trabajo fuimos a un paseo en un catamarán –plataforma de dos niveles que flota sobre el mar impulsada por dos motores-, salimos de la Bahía de Santa Cruz, dimos un giro a la izquierda hasta contemplar de frente la Bahía de Tangolunda, donde está el hotel donde estamos hospedados. Luego un giro de media vuelta y avanzamos en un oleaje suave que mece nuestro catamarán. Vamos contemplando el mar y los acantilados que separan las bahías. Llegamos a la Bahía Maguey. Descendemos en pequeñas lanchas.

En la playa Maguey comemos una delicioso banquete de mariscos. Acompaña la comida la música y canto de un mariachi. La vida deliciosa.

Después de comer, caminamos por la playa. Éste es un ejercicio que disfruto, caminar por la playa es relajante.

En las pequeñas lanchas y en varios viajes vamos de la playa a ascender en la nave. Vamos de regreso. El atardecer en el mar es apacible. Un suave viento nos toca. El mar azul. Al fondo en el poniente el Sol se va ocultando y el cielo pasa del azul al rojo, tenemos un cielo rojo en el poniente.

Termina el paseo marino. Llegamos de regreso a la Bahía de Santa Cruz y descendemos. Regresamos en autobús al hotel. La tarde ha terminado.

Tomo un riego –ducha-. Vamos al pueblo, muy cercano, de La Crucecita. Un pueblo tranquilo. Caminamos y nos encontramos una neveria. Me tomo una nieve combinada de leche quemada y pétalos de rosa, un exquisito sabor a rosas. Regresamos al hotel. Después de la merienda, hacemos una pequeña caminata en la playa. Los pies descalzos sobre la arena y el agua del mar acariciándolos. La vida es muy, muy, agradable así…

Hoy, día de la Bandera, dejo preparada mi maleta para el regreso y me traslado a la sala de trabajo. Iniciaremos a las ocho de la mañana.

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