martes, diciembre 20, 2005


De Tampico a la ciudad de México

Salimos del hotel, Alfredo, Felipe, que paso por nosotros y yo, directo al trabajo. A las 8 de la mañana iniciamos nuestro trabajo.

Al mediodía tuvimos un receso para degustar unas exquisitas tortas de la barda. Reanudamos el trabajo.

A las 4 de la tarde salimos a comer. Llegamos, todo el equipo de trabajo, al restaurante La resaca, Silverio y Marisela se incorporaron más tarde. Para empezar una cerveza. Enseguida una taza de caldo de camarón, luego una ensalada de fruta del mar –camarones, caracol, y otros mariscos-. Nos trajo el mesero el platillo que estábamos esperando: Jaibas a la Frank, éstas están guisada con mantequilla, toda una delicia, es de los mejores platillos que se pueden degustar en Tampico, también nos trajo filete de negrilla, pescado de carne blanca, todo un manjar.

Terminando la comida, nos tomamos una fotografía del equipo de trabajo, me despedí y Felipe me llevó al aeropuerto. Un espera breve y partimos. No sentí cuando despegamos. Hice el viaje más dormido que despierto.

Cómo me tocó un asiento junto al pasillo, no pude contemplar el paisaje nocturno qué es la inmensa ciudad de México. Aterrizamos. Desciendo del avión. Paso por mi equipaje y adquiero un boleto para un taxi. Hago una fila de espera, abordo el taxi y me voy a donde vivo. Estoy de nuevo en la ciudad de México. Soy uno más entre los veinte millones de esta metrópoli.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ya se me habían olvidado las famosas tortas de la barda, la primera vez que escuche de ellas fue por parte de los tramitadores aduanales de una agencia aduanal aunque no estaba seguro si se referian a la aduana maritima de Tampico o de Altamira, afortunadamente ya pertenecen a la cocina tampiqueña.