jueves, diciembre 01, 2005

De la ciudad de México a Morelia


Ayer, 30 de noviembre, salimos del trabajo y abordamos el auto, bajamos los ocho pisos del estacionamiento, nos incorporamos a la lateral de Paseo de la Reforma, frente a la Torre Mayor nos incorporamos a uno de los carriles principales, tomamos por el Circuito Interior y Constituyentes, el tráfico de lento se hace lentísimo, un camión de volteo está deteniendo el avance, finalmente llegamos a Santa Fé, la otra cara de la ciudad, edificios altos de vidrio, mucho vidrio. Me acuerdo del proceso de fabricar vidrio: La arena silica es extraída en el sur de Veracruz, trasladada a las plantas que la transforman en Monterrey, y de allí a las construcciones que vemos a ambos lados de lo que se va convirtiendo en la autopista a Toluca. O ¿todo este vidrio es importado?

Llegamos a la primera caseta. Vemos el bosque, verde, cuanta tranquilidad. En el auto vamos Octavio en el asiento trasero, Jesús de copiloto y yo al volante. Pasamos La Marqueza. Llegamos a Toluca. Buscamos la vía corta a Morelia, después de avanzar lentamente por un tramo en obra, tomamos la autopista. Pasamos la exhacienda de Pasteje, vemos pastando toros de lidia. Llegamos a Atlacomulco.

Tomamos la carretera a Morelia, está aun cuando es de cuota es de sólo dos carriles. El sol que nos tocaba con sus rayos por la izquierda, ahora está de frente en su trayectoria al ocaso. Termina el Estado de México, principia Michoacán. Vamos avanzando con el sol de frente. Termina el tramo de dos carriles y después de otra caseta la carretera cambia a autopista de cuatro carriles. El sol ocultándose. De pronto tenemos a la vista enfrente el Lago Cuietzeo. Pasamos otra caseta, ahora el lago esta a nuestra derecha. El cielo se ha transformado de un azul a un azul grisáceo, enfrente el resplandor del sol ocultándose. Ahora la semiesfera celeste es de un gris azul.

Ya no esta el lago a nuestra derecha. La autopista sigue, tomamos la desviación a Morelia. Llegamos a la ciudad, buscamos el libramiento, tomamos por esta vía que se transforma en Camelinas. Llegamos al hotel. Dejamos nuestro equipaje en las habitaciones. Salimos a merendar.

A pocas cuadras del hotel, cenamos en Las Lupitas II, nos recibe con su lema: Yo solo se que no he cenado. Tampoco hemos comido, así que entramos y disfrutamos de un banquete de platillos mexicanos, michoacanos: Pozole, torundas, de postre un dulce delicioso de chilacayota. Pagamos la cuenta. Regresamos al hotel, guardamos el auto y salimos a caminar.

En una tienda, que es restaurante, farmacia, venden regalos y librería me encuentro el último libro de Xavier Velasco: Luna llena en las rocas, edición de noviembre de 2005.

Regresamos al hotel. Me pongo a leer, inicio por en medio del libro, Huachinango a la vista es el titulo del capitulo, sigo luego por el principio: Trópico de Venus. Es hora de dormir.

1 comentario:

webita dijo...

hola! podrias decirme la direccion de las lupitas por favor? es que vamos a Morelia y es uno de los restaurantes que me han recomendado, pero no se donde queda