martes, octubre 25, 2005

Viaje a La Laguna

La salida del trabajo en la ciudad de México fue el lunes 24 por la tarde casi al anochecer, en lugar de ir a casa, al aeropuerto. Llegada a la terminal aérea, documentar la maleta y esperar. Mientras esperé la salida del vuelo seguí leyendo el libro de Eliseo Alberto: Esther en alguna parte.

Al ser anunciada la sala de abordar, interrumpí mi lectura y me trasladé a esperar. En esta espera llegó mi companero Julio César Antonio que venía de Villahermosa. Conversamos temas del trabajo, entre ellos el más trascendente qué es la afectación en la Península de Yucatán por el huracán Wilma.

Abordamos el avión de Aeroméxico. Mientras esperamos para tomar pista sigo leyendo. Antes de despegar me quedo dormido y despierto cuando anuncian que en breve aterrizaremos en el aeropuerto de Torreón. Veo por la ventanilla una ciudad dorada. Es la primera vez que tengo esa impresión de esta ciudad, esta vista dorada por las luces del alumbrado, este alumbrado de vapor se sodio que hace que todo o casi todo se vea monocromático y desde el aire qué la ciudad se vea como de muchos puntos de oro, puntos en líneas rectas y sinuosas.

Aterrizamos, descendemos y esperamos por el equipaje. Al salir, nos esperan Adrián y Julio César, quien también acaba de aterrizar en un vuelo de Continental. Los cuatro abordamos el auto que maneja Julio César, mismo que Adrián llevó al aeropuerto para esperarnos. Llegamos al hotel Villa Jardín en Gómez Palacio. Nos registramos y nos instalamos. Comparto la habitación con Julio César Antonio. El enciende el televisor, pasan las escenas del desastre causado por el huracán.

Leo, ahora Gritos y susurros de Denise Dresser. Leo sobre la experiencia de Jaqueline Peschard como Consejera Ciudadana del Instituto Federal Electoral. Me duermo. Manana continuará el trabajo...

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