Al lado de la llanura que bordea el río Actopan, en la incipiente montaña está asentado el pueblo de Coyolillo, de población afrodescendiente. Celebran un singular carnaval, que está siendo invadido por las empresas distribuidoras de cerveza. Los varones se visten con una capa que los cubre por completo, un tocado de flores grandes, de papel, multicolor. La cara va cubierta con una mascara de toro con sus cuernos desafiantes. Los niños cubren su rostro con mascaras que van desde las de luchadores hasta una que evoca El grito de Edvard Munch.
Todo el pueblo se une al desfile por las calles serpenteantes. En las casas se ofrece a los visitantes alimentos, sin necesidad de un conocimiento previo, es por el gusto de compartir. El platillo de esta temporada es el chile relleno. Se hizo un ejercicio, de cada casa aportaron veinte chiles rellenos de carne deshebrada y se formó el chile relleno más grande del mundo.
En las alturas de la vivienda una abuela arrulla a su nieto, en las calles del pueblo el Carnaval fluye |
Y el pueblo hace el carnaval. Ayer fue martes de carnaval.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario