El miércoles, salí de Xalapa. Por las curvas ascendentes de la carretera que va por las laderas del Cofre de Perote. Pasé Perote. Vi las filas de árboles al lado de la carretera. Ahora son verdes. En el invierno eran sólo las ramas y el tronco.
Pasé por Altotonga, luego Xalacingo. Termina Veracruz, principia Puebla. Pasé Xiutetelco y por el barrio Xoloco llegué a Teziutlán. Al trabajo.
Salimos a comer, saboreé un delicioso, exquisito pescado a la española.
Teziutlán tiene industria ligada a la minería. También se realiza aquí el maquilado de ropa, de todo tipo de ropa, de muchas marcas, más de veinte mil trabajadores se dedican a esa industria.
Ese día trabajamos hasta las nueve de la noche. Me retiré al hotel. Una noche difícil. La gripa se me hizo intensa. Fiebre...
El jueves iniciamos con el desayuno en el hotel. Luego seguir con el trabajo. Hasta las cuatro y media de la tarde. En la comida sólo probé fragmentos y tomé mucha agua. La gripa me seguía afectando.
Ya avanzada la tarde, un amigo, Efrén, condujo el auto de regreso a Xalapa. La gripa, la garganta, los ojos, la cabeza, eso que se llama cuerpo cortado. Llegué a casa a las diez de la noche. Que alivio...
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