Cada día hay que comer, previamente desayunar. Y luego, todo lo de más.
Para desayunar hay que ir con La Abuela -La Nonna-. Ella misma prepara y sirve los desayunos. Panes dulces. Tacos de diferentes guisados de la gran variedad oaxaqueña. En tanto, entre sorbo y sorbo de café se puede charlar con La Nonna -Emma Conzati, hija del doctor Silvio Conzati, mi maestro de biología en la secundaria y nieta de Casiano Conzati, biologo inmigrante de Trento, que le da nombre al Jardín que está enfrente-. Y la charla puede seguir después del desayuno y no concluye.
Gómez Farías No. 212, frente al Jardín Conzati |
La nonna Emma Conzati, nieta del ilustre biologo Casiano Conzati |
Para comer, después de una caminata en el centro histórico de la ciudad, un lugar excelente es El Mayordomo. Se pueden saborear ahí distintos moles y otros platos de la cocina mexicana.
Verde de espinazo |
Y para mitigar el calor de estos días, en el Parque Sócrates - Jardín de la Soledad- refrescar el paladar con una nieve. Y más charla. El mundo sigue su trayectoria sobre su eje y alrededor del sol.
Nieve de limón |
Nieve de tuna y mango |
No hay comentarios.:
Publicar un comentario