Cada tercer lunes del mes de julio, desde la década de los años treinta del siglo XX, se celebra el Lunes del Cerro de la manera que ahora prevalece. Los oaxaqueños de siete u ocho regiones se congregan en el cerro del Fortín para celebrar la Guelaguetza -fiesta de compartir, dar y recibir-. El último lunes tuvo un carácter excepcional, fue el cuarto de julio -el tercero, del aniversario luctuoso de Benito Juárez, fue de guardar- y el escenario estrenó una cubierta que protegió del sol a los concurrentes, también porque la fiesta volvió a su escenario ya que el año pasado se realizó en un estadio por no haberse concluido la techumbre. También fue excepcional porque el gobernador del Estado se sentó entre sus invitados, sin palco de honor, como se acostumbró cuando gobernaba el PRI, y tampoco recibió obsequios como se hacía -se eliminó el culto al tlatoani-.
La fiesta es de color en los textiles de la indumentaria de l@s danzantes, música, canto y danza, incluida la reproducción de rituales. Y la Guelaguetza que se simboliza con la entrega de productos de las regiones de Oaxaca a los espectadores, arrojándolas con tanta fuerza como se pueda.
Costeñ@s |
Costeñ@s |
Danza de la Pluma |
Oaxaqueñ@s de las ocho regiones |
El público recibió agitando sus sombreros a las parejas de la región Mixteca, acompañados de la Canción y cantó esta melodía que en muchos lugares de México y el mundo nutre la nostalgia.
El conjunto dancístico va del Jarabe del Valle, pasando por el Jarabe Mixe, un ceremonial de boda de la Sierra Mazateca, el Jarabe Chenteño, el muy veloz Jarabe Mixteco, la suave cadencia de las tehuanas al ritmo de La Sandunga, las Chilenas de la costa acompañadas de versos que elevan el ánimo por su doble sentido, la Danza de la Pluma y Flor de Piña.
1 comentario:
Conozco y amo tu tierra, pero no he asistido a este evento.
Abrazos.
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