Caminar por el centro histórico de la ciudad de México es un excelente ejercicio. En una breve caminata, la semana pasada, nos encontramos con la calle Regina. Iniciando la caminata en la plazuela donde estuvo el convento de Regina Coeli -que fue desocupado en 1863-, que le da nombre a la calle. Avanzando al oriente, varias de sus cuadras y fachadas fueron remozadas, colocando plantas y bancas para el descanso.
En una barda está pintado el mural Sueño de una tarde de un domingo en el Callejón del Cuajo. Obra de un grupo de pintores inspirados en las hisorietas de Gabriel Vargas y que retratan a las familias de la ciudad.
Hay cafés, una mezcalería, en los que destaca el pequeño restaurante Regina, ambientado con un mural que recuerda el árbol del Tule de Oaxaca. Después de la caminata éste es un lugar excelente para comer, previamente tomando un aperitivo exquisito: mezcal Tobalá.
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