miércoles, septiembre 26, 2007

Los Humeros

Después de una sesión de trabajo que iniciamos en la mañana en Teziutlán, hoy fuimos al campo geotermico Los Humeros. Vapor fluyendo del subsuelo que por medio de poderosas máquinas es transformado en otra forma de energía. Y sigue fluyendo.


Luego, el regreso. De pronto, tuvimos a la vista un gran arcoíris que cubría todo el valle de Perote. Mas tarde: lluvia y niebla.


Comimos cuando ya era de noche en Perote. Que delicia o que hambre, la primera para satisfacer la segunda. Más noche y entre la niebla volvimos a Xalapa.

martes, septiembre 18, 2007

Temascal

La tarde de ayer, después del trabajo, vimos el gran lago que es la presa que conocemos como Temascal, su nombre es el de un expresidente. Todos le llamamos Temascal. Saboreamos unas deliciosas mojarras, éstas son cultivadas en la presa por quienes ahora son pescadores y en generaciones anteriores erán campesinos enmedio de la montaña.

Al fondo del paisaje lacustre se ven las elevaciones montañosas, lo que fueron cuspides de cerros ahora son islas, algunas de ellas habitadas por quienes se resisitieron a partir a otras tierras y se quedaron en las que han sido suyas. Vimos como el atarceder hizo identicos los colores del cielo, las montañas y el lago. Partimos de regreso.


sábado, septiembre 01, 2007

Por la huella de Dean

Regresé de Florida el jueves de la semana pasada. El viernes por la mañana viajé a Orizaba. Vi árboles arrasados por el huracán Dean. De Orizaba fuí hacia el norte. La llamada borgoña veracruzana muestra la fuerte huella del ciclón, plantíos de platano arrasados. En Tecolutla, algunas palmeras caídas.

En los pequeños pueblos de la costa veracruzana vi casas destechadas por la fuerza de los vientos. Indigenas totonacos trasladando laminas para reponer su techos en la cercanías de Gutierrez Zamora. En los pueblos de la sierra norte de Puebla los sembradíos de maíz fueron arrasados, el viento no dejó milpas de pie. Se perdieron las cosechas de maíz y otros cereales.

De Teziutlán a Martínez de la Torre, esperé en la carretera. mientras retiraban un árbol derribado por las fuertes lluvias que siguieron al huracán. Conocí nuevos paisajes de la Sierra Madre Oriental, bajo la lluvia y la niebla. Conversé brevemente con Pedro, un niño del barrio de Buenavista del pueblo de Hueyapan en la sierra poblana, en su carencia sonreía junto con otros niños, damnificados como él. Tuve un trabajo intenso. Regresé ayer.